lunes, 1 de abril de 2013

GR-11. Etapa 5


Etapa 5 · Roncesvalles-Hiriberri – Miércoles 22 Agosto 2012

Tras quedarnos casi sin sitio para pernoctar en el albergue de Roncesvalles con el Führer Alemán que nos tocó de Portero, iniciamos la marcha a la siguiente mañana camino a Hiriberri ó Villaneuva de Azcoa.


Toda la “soledad” que habíamos traído hasta aquí, de repente se transforma en un camino bullicioso en el que no paras de saludar a gente. Son los peregrinos con los que nos cruzamos y nos saludamos con el “buen camino”. Son gente que viene de Francia. Vienen muy contentos y todos saludan con sonrisas. Ellos bajan y nosotros subimos al collado de Ibañeta donde una ermita cerrada nos protege con sus paredes para comer algo. Nos encontramos de nuevo con la pareja de valencianos “Trastos de Montaña”, que nos acompañarán en toda la etapa hasta Hiriberri.



Una pista de cemento que se va alternando con el camino nos espera hasta llegar al collado de Lepoeder.

Dejamos el collado de Lepoder algún peregrino nos pregunta por donde es, cuanto queda y cosas así. Yo ya me siento dueño del camino, creía que lo peor ya estaba hecho y no era así. Dejamos a la izquierda el Astobizkar. Los grupos de gente con los que nos cruzamos van apareciendo de repente. Bordeamos el Txangoa por el norte por un camino a veces empantanado en el que las hojas caídas de las hayas forman un barro en el que nos hundimos en algunos lugares. Seguimos cruzándonos con peregrinos de distintas nacionalidades. Tenemos que parar a comer algo y nos subimos encima de unas hayas caídas.

El collado que forma el Txangoa y el Leitzarateka, a donde llegamos, Estamos justamente en la frontera con Francia. Seguimos la valla de alambre que llevamos a la derecha, según nos dice la guía, y vamos caminando porque vamos por una pista que a veces ya tenemos problemas en reconocerla. Llega un momento en que la pista se pierde entre la hierba, la valla de alambre se va a la derecha de la dirección que traíamos y no sabemos por donde dejarnos caer, porque el collado se acaba y hay que tomar una dirección para bajar. Aparecen otras marcas de otros colores. Son azules. La Alta Ruta Pirenaica anda por ahí. Oímos ruidos de maquinaria y nos parece que a lo lejos hay alguien con un tractor. Entonces reculamos y encontramos de nuevo las marcas.



Una larga caminata nos baja hasta el pueblecito de Heriberri, y allí unos trabajadores nos dicen el camino más rápido para llegar al Hostal, en Ochagavia, al cual llegamos tras despedirnos de nuestros compañeros valencianos, con una buena comida en esta taberna.
Así acaba nuestro 1er año del periplo del GR-11, con la culminación de las 5 primeras etapas, esperando ansiosamente que nos deparará el año que viene por estas tierras. 

Pero luego llega el momento del gran homenaje, de nuevo en casa de nuestro incansable amigo Alberto, con el deleite de esos buenos chuletones y la visita a Pamplona.








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